"Hemos estado allí el día viernes, a pesar de estar a tope, nos permitieron ingresar con algunas maletas, ya que veníamos llegando de viaje. Por lo concurrido, nos tocó una mesa en un salón bajando unas escaleras, de inmediato el joven que atendía en ese lugar, nos ubico un espacio para colocar las maletas, algo que agradecemos. Éramos 4 y comimos algunos menú del día y otros platos a la carta, sin temor a equivocarme puedo decir en nombre de los 4 que todo estaba riquísimo arroz, sopa de ajo, chuletillas) pero sobre todo la carne guisada. El servicio perfecto, el joven que nos atendió muy atento quisimos adivinar de donde era su acento, no lo logramos, quizá paraguayo o del caribe), a pesar de tener alrededor de 25 o 30 personas en ese espacio, nos atendió con paciencia pero sobre todo, siempre estuvo a disposición y con una sonrisa en el rostro, algo que hoy en día poco se ve, es de resaltar. El espacio bajando las escaleras era un poco pequeño para la cantidad de personas, pero llamativo con sus paredes de piedra. PD: único punto negativo, ya cuando nos retirábamos, nos pareció desagradable escuchar a un señor dentro de la barra, hablarle descortés a un joven que estaba cerca, desconocemos si era trabajador o algún comensal."