"No me lo podía creer. Ya habían sido muchas las veces que sitios de Madrid, que se las dan de vascos y gourmets, y precios acordes, te invitan a tomar un bacalao. No saben que los de Bilbao tenemos un algo muy especial con el bacalao. Y la experiencia suele ser decepcionante, a veces nefasta, y siempre olvidable para no volver nunca más, ni al bacalao, ni a otra cosa, ya que demuestran falta de muchas cosas, sobre todo de rigor, seriedad y calidad. Por eso cuando me hablaron de un sitio de Cercedilla, casi me da algo. Pero uno es amigo de sus amigos, así que fui a ver de qué iba la cosa. Les conocía de haber comido allí otra vez, y había salido encantado. Había que probar. Así que tras una paella con bogavante exquisita, muy bien trabajada, esa cocinera que trabaja en este sitio, todo un personaje, nos hizo llegar el bacalao al pil pil. Sencillamente no me podía creer lo que veía, su aspecto, su presentación. Al meter el tenedor ya vi que la textura es la típica de los buenos sitios de mi tierra. Y cuando lo probé, no pude menos que mirar si veía a algún cocinero de Bilbao escondido, o bien admitir que esta mujer es una magnífica cocinera. El resto fue gloria bendita. Además unos postres que los van mejorando y mucho con el paso del tiempo, y una atención excelente. El sitio es muy normalito. No esperes otra cosa. Aquí se va a comer y disfrutar de la extraordinaria cocina que tienen, y del ambiente tranquilo y casero que han sabido darle. A uno de Bilbao es lo que le interesa. Ah, y el precio es otro punto fuerte. Pero eso es una sorpresa si vas, la cual te encantará."